Hace ya unos años que empecé a publicar mis viñetas en redes sociales, y en todo este tiempo he mantenido mi vida privada alejada de ellas, más que nada, porque siempre he pensado que en estos perfiles, lo importante es lo que se contaba a través de mis dibujos, y que a nadie le puede parecer interesante lo que hago o dejo de hacer.
Pero hoy vengo a hablar de quien seguramente ha sido mi seguidor número uno durante todo este tiempo: mi padre (no en vano creé este blog donde colgar las viñetas para que él pudiese verlas, porque no tenía redes sociales).
Hoy hace justo un mes que falleció de forma repentina, dejando en la casa familiar un inmenso vacío. Y me gustaría que la gente supiese de él, porque no era un ser de luz, ni perfecto (ni pretendía serlo) pero si algo nos ha quedado claro en estos últimos días, es que toda la gente que le conocía bien le tenía en muy alta estima, y hay unanimidad a la hora de afirmar que era una buena persona.
Él y mi madre (su Lolilla) nos han enseñado la importancia de una familia unida ante las adversidades que la vida pueda ponernos delante. Nos han mostrado que debemos sentirnos orgullosos y respetar a nuestros antepasados y su procedencia (sin ir más lejos, el nombre con el que firmo mis viñetas es el apellido/apodo con el que se conoce a mi familia en su pueblo de procedencia), y también nuestra clase social, que es la trabajadora y obrera.
Hemos aprendido mediante el ejemplo a ser personas totalmente funcionales que no dependen de nadie para poder vivir solos, ya que cuando llegábamos a cierta edad, las tareas domésticas eran repartidas entre todos los que habitábamos el piso (tal vez muy pequeño para la cantidad de personas que lo habitábamos) bajo la premisa de “ni tu madre, ni tú hermana son tus esclavas”.Y así hemos descubierto la fuerza y necesidad de la solidaridad y el apoyo mutuo.
Fuera de casa nos ha indicado el poder de la lucha colectiva, la falacia del “humano es egoísta por naturaleza”, y la integridad moral cuando se defienden causas que afectan a la clase trabajadora (que suele ser la más apaleada en este sistema en el que vivimos).
Y una cosa que siempre hemos tenido clara ha sido el amor incondicional y respeto por tu mujer (nuestra madre) y el cariño con el que nos has criado y acompañado.
Por todo esto, y mucho más (incluida una vida que daría para escribir un libro) te querré ahora y siempre, papá.

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